Sabiendo de antemano que el software libre como tal
acoge a todos aquellos programas que, determinan los movimientos de las
máquinas, dejando una apertura tal en su Código Fuente, la cual propone a su
vez una gran bandeja de derechos tendría como autores de nuevas opciones.
Por lógica, desde ya podemos percibir que el software libre como tal,
tiene su génesis en ese deseo de proponer ayudas y apoyos que se puedan
compartir unos a otros, en el manejo de todos aquellos nuevos espacios
tecnológicos que encontramos hasta en lo más mínimo para nuestra ayuda.
Pero sin duda alguna que este gran proyecto seguramente no lo podemos
alcanzar trabajando cada uno por su lado y pensando en beneficios particulares,
pues lo que haríamos seria seguir proponiendo opresión social (la cual no es
tan ingeniosa que no es percibida a simple vista).
Eso nos invita a planear y trabajar, muy éticamente, en los espacios en donde socialmente le haría más bien ese cambio de perspectiva y desde el cual se pueda alcanzar la formación de los futuros integrantes de las comunidades mundiales: los centros educativos de todas las edades.
Estando allí, los que están llamados a inundarse de los avances de las
nuevas tecnologías no son solo los estudiantes, sino también los docentes y
quienes acompañan e influyen de una u otra forma en el proceso de aprendizaje a
ellos, lo que quiere decir que a todos.
Todo lo anterior transformado en acciones concretas, hace que se le abra
mucho más espacio a las nuevas formas que propone el aprendizaje, creando
nuevas estrategias como son las TIC y otras herramientas.
Y finalmente, lo más interesante es que todo ese esfuerzo se convierte
en realidades, que están impulsadas por el firme interés de regenerar sus
contextos, marcados por la incomprensible opresión que posee de parte de su
dependencia a las máquinas.
¡Aprendamos, enseñemos, construyamos!
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